Ahora bien, cuando se trata de Jesús, no tenemos que imaginarnos qué le diría a Su familia, que es la iglesia. Ya tenemos registradas Sus palabras y encargo final para nosotros: la «gran comisión». Esa es la expresión que usamos comúnmente para hablar del mandato de Jesús a Sus discípulos y por extensión a todos los creyentes-registrado en Mateo 28:18-20, antes de ascender a la diestra del Padre:
Acercándose Jesús, les dijo: Toda autoridad Me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y irecuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
Este texto nos apunta a la prioridad más profunda de Jesús con respecto al mundo: que personas en todas partes vivan en obediencia a Dios en respuesta a Su gracia abundante mostrada en el evangelio, y que lo hagan para la gloria de Dios.
La gran comisión tiene una importancia especial para la iglesia porque resume con perfección su misión de evangelizar, bautizar y discipular a personas de todas las naciones. También nosmuestra que debemos hacerlo recordando la autoridad de Cristo y Su presencia con nosotros. Sin embargo, no abrazaremos lo que debemos hacer en obediencia a Jesús si no entendemos lo que Él hizo primero por nosotros.
El Hijo de Dios vino a este mundo para redimirnos al vivir la vida perfecta que no podíamos vivir y sufrir la muerte que merecemos recibir. Él no se quedó en una tumba, sino que resucitó con poder. Además, Jesús nos promete que, por medio de la fe en Él, tenemos perdón por nuestros pecados, recibimos vida eterna y formamos parte de Su pueblo redimido, la iglesia. ¿Existe amor más grande?
El amor de Dios en Cristo debe impulsarnos a trabajar sacrificialmente para que otros puedan conocer al Señor quien nos salvó y es digno de adoración, y puedan crecer unidos a Él en la iglesia (2 Co. 5:14-21; Ef. 4:15-16). El Rey del universo nos ha rescatado de la muerte eterna por gracia. Entonces, ¿cómo no vamos a buscar cumplir la gran comisión, cueste lo que cueste, para que personas de todo lugar lo conozcan y se deleiten cada día más en Su bondad?