El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Depresión, según los expertos, aproximadamente, más de 300 millones de personas sufren de depresión. La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza que se asocian al comportamiento y al pensamiento.
Por falta de información, la mayoría de cristianos hemos considerado la depresión como falta de comunión con Dios. Quien sufre de depresión es porque no tiene a Dios habitando en su corazón. Tenemos una firme creencia que el gozo que el Señor nos da es estar alegres en toda circunstancia. Estar tristes es para los que no conocen de Dios -los inconversos-. Esta es una gran mentira a la que la Iglesia se ha aferrado.
No obstante, las Escrituras presentan a hombres y mujeres de fe que sufrieron esta terrible enfermedad. Algunos de ellos fueron: el rey David, Jeremías y el profeta Elías. Cuando leemos su historia, vemos cómo el desánimo los bombardeaba constantemente. En los salmos David deja ver lo angustiado que estaba su corazón por causa de sus enemigos. El libro de Lamentaciones evidencia el sufrimiento de Jeremías por causa de su nación. Asimismo, sucede con Elías, quien le pide a Dios que le quite la vida. Sin embargo, Dios estuvo junto a ellos, en cada una de sus circunstancias, guiando su camino, enderezando sus pasos, dándoles fuerzas, levantándoles en cada una de sus caídas. Dios nunca los dejó solos, ni los rechazó por su estado de ánimo. Él era la luz que iluminaba su celda.
La depresión no respeta el origen de una persona, su género, su aspecto físico, su posición social, sus creencias o su intelecto. La depresión se presenta en la vida de cualquier individuo. Ciertamente, no ha sido dada por Dios. Pero, así como ha destruido la vida de muchas personas, también puede transformar tu vida y la de multitudes. En esos momentos en que te sientes triste, alza tu mirada al cielo, haz una pequeña oración, dile a Dios todo lo que sientes, llora si es necesario hacerlo. Llorar nos ayuda a descargar todos esos sentimientos negativos que nos invaden y pretenden gobernar nuestra vida. También puedes hacer un diario, y escribir en él, lo que estabas haciendo antes de entrar en ese estado de ánimo, escribe lo que sientes en ese momento, agrega alguna promesa que Dios te ha hecho en su Palabra, y todo aquello que consideres bueno para tu salud mental, además, pon una alabanza de fondo mientras escribes. Hacer esto te ayudará a llevar un pequeño inventario sobre tus emociones, te permitirá conocerte más, y saber de dónde se originan los sentimientos de tristeza.
Dios tiene el control de tu vida. Él no te rechaza por padecer esta terrible enfermedad. Pero también puedes estar seguro de que te puede hacer libre de ella. Él es el Dios del universo, para Él no hay nada imposible. Sólo piensa, si Él alimenta a las aves del cielo, también tendrá cuidado de ti. Tú eres más importante que ellas.
"Estuve a punto de ahogarme; ¡creí que había llegado mi fin! En la profundidad de ese pozo te pedí ayuda, Dios mío, y tú atendiste mis ruegos; ¡escuchaste mi oración! Te llamé, y viniste a mí; me dijiste que no tuviera miedo. No me negaste tu ayuda, sino que me salvaste la vida".
Lamentaciones 3.54-58 TLA
Autora: Madelin Reyes
Fecha: 15 de Enero 2022
Ministerio: Yo soy más en Cristo
Etiqueta:
Devocionales