Unas semanas después, Booz cumplió su palabra y "tomó a Rut, y ella fue su mujer" (v.13a). Fue un matrimonio inusual porque se trataba de la unión de un judío con una moabita. Sin embargo, no se trataba de un yugo desigual porque la mujer moabita se había convertido al Señor y dio señales muy claras de tener una verdadera fe en Jehová, el Dios de Israel.
Como fruto del amor entre ellos, Rut pronto salió en estado (v.13b). El autor hace hincapié de la intervención de Dios en el asunto: "y Jehová le dio que concibiese y diese a luz un hijo" (v.13b). El matrimonio entre Rut y Mahlón no fue bendecido con hijos, pero este matrimonio sí, y el Dios que le permitió a Rut concebir fue el Dios que la cuidó hasta el momento de dar a luz.
Es interesante notar que las mujeres de Belén no le felicitaron a Rut por el nacimiento de su hijo, sino a Noemí (v.14). Lo hicieron por una o más de las siguientes razones:
Tenían más confianza con Noemí porque era judía.
Las personas que la estaban felicitando eran sus antiguas amigas y
vecinas que la conocían años. Sentían que al casarse con Booz, Rut ya tenía suficiente felicidad, y la que necesitaba ser animada en ese momento era Noemí.
Cualquiera que sea la razón, es hermoso ver la manera en que las mujeres le dieron a Dios la gloria por lo sucedido: "Loado sea Jehová..." (v.14a). Cuando los ciudadanos de un pueblo reconocen la mano de Dios en un evento familiar y le dan la gloria a Él, es una buena indicación de vitalidad espiritual. El pueblo de Israel se había arrepentido de la apostasía espiritual que vimos en Rut 1:1, y estaba andando otra vez con Dios.
Las mujeres alabaron a Dios, no sólo por el nacimiento de un bebé, sino por algo muy particular que discernieron en el nacimiento de ese bebé. Ellas lo expresaron en las siguientes palabras: "...que hizo que no faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel" (v.14b). El término interesante aquí es "pariente". ¿Qué significa y a quién se refiere? ¿Se trata del bebé que acababa de nacer o de Booz? A primera vista, uno pensaría que el término "pariente" se refiere a Booz, porque la palabra en hebreo es 'goel', que significa "el pariente cercano redentor" (ver Rt. 3:9, 12). De ser así, las mujeres estarían expresando el deseo que el nombre de Booz sea "celebrado en Israel", tal como lo tenemos al fin del v.11.
Sin embargo, algunos consideran que, a la luz del v.15, el "pariente" debe ser entendido como una referencia al bebé que acababa de nacer. De ser así, las palabras de las mujeres deben ser entendidas proféticamente. En primer lugar, tuvieron un cumplimiento a corto plazo. El "restaurador de tu alma" y el que "sustentará tu vejez" (v.15a), no sería Booz sino el bebé que recién nació. Noemí salió de Belén "llena", pero volvió "con las manos vacías" (Rt. 1:21), cosa que la llevó a entrar en una depresión espiritual en la que se auto nombró, "Mara", que significa "Amarga" (Rt. 1:20). Según ella, su vida se había acabado. Pero ahora que Rut tuvo un hijo, las mujeres de Belén expresaron la confianza que con el nacimiento de su nieto la vida de Noemí volvería a tener sentido y su espíritu se levantaría, permitiéndola volver a ser una mujer placentera, una verdadera "Noemí".
En segundo lugar, las palabras de las mujeres de Belén tuvieron un significado profético a largo alcance. Ellas estaban diciendo que un día el hijo que acababa de nacer podría llegar a ser un "redentor" para la familia de Noemí que la sustentaría en su vejez (v.15). Sin embargo, más allá de lo que ellas tenían en mente, lo que Dios estaba diciendo por medio de ellas era que un día uno
de los descendientes de Noemí sería el Redentor del mundo. Esas palabras se cumplieron unos 1200 años después, cuando nació el Señor Jesús, el Pariente Cercano de toda la humanidad.
Lo que el gran Descendiente de ese bebé, el Señor Jesús, estaba destinado a hacer a favor de la humanidad era devolvernos la vida que perdimos por el pecado de Adán y sustentarnos por toda la eternidad.
Si sentimos lo que Noemí sintió en el primer capítulo, tristes y vacíos, con una vida sin sentido, la solución está en Cristo, el descendiente de Rut. Él es nuestro Salvador y Redentor; Él es quien restaura nuestra vida y nos sostiene eternamente. Así que, acerquémonos a Él en este momento para recibir de Él lo que sólo Él nos puede dar; gozo y paz.
Las mujeres terminaron su discurso hablando de Rut, y ¡qué bien lo hicieron! Dijeron: "tu nuera, que te ama...es de más valor para ti que siete hijos" (v.15b). Ellas reconocieron el gran amor que Rut tenía para con Noemí. Era un amor que la llevó a dejar a sus padres y a su tierra, para acompañar a Noemí y cuidar de ella en Belén. Como si eso fuese poco, Rut trabajó para sostener a Noemí, y ahora se había casado con un hombre mayor que ella con el fin de suplir para la familia de Mahlón lo que sólo ella podía hacer, por medio de Booz: darle a Noemí un descendiente, que mantendría el nombre de Elimelec. Con razón Rut era de más valor que siete hijos.
¿Valoramos las bendiciones de Dios en nuestras vidas? Quizá estamos anhelando algo y pensando que si tan solo tuviéramos eso seríamos realmente felices. Sin embargo, podría ser que Dios tiene otro plan para nuestras vidas y que Él quiere bendecirnos en otra manera. Así que pidamos a Dios que nos dé la gracia para reconocer Sus bendiciones en nuestras vidas y estemos contentos con lo que Él nos da.
Fuente: Publicado originalmente por Grupo Editorial PleromaDabar con el título La Novia de Cristo Comentario Bíblico sobre el libro de Rut © 2018 por Alex Donnelly.
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