El costo de la verdadera reforma | Ernest C. Reisinger

Si los hombres en cada reforma fueron abusados, malentendidos, tergiversados, maltratados, perseguidos, excluidos y excomulgados de la religión organizada, sufrieron agonía mental y física (y muchas veces la muerte), ¿cómo podemos esperar ver una reforma sin algún costo (Lucas, capítulos 9 y 14)?

¿Qué les costará a los pastores jóvenes?

1. La popularidad en la denominación y la aprobación pública. La obra de reforma no es la manera de subir la escalera denominacional.

2. A veces ellos tendrán esa tarea dura de derribar alguna superestructura falsa que haya sido construida sin fundamento doctrinal. Esta superestructura fue construida por medio de un evangelismo barato, superficial y centrado en el hombre.

3. Pueden tener que sufrir a manos de una gran membresía de la iglesia no regenerada, y especialmente, de diáconos y líderes no regenerados y ignorantes de las cosas religiosas.

4. También pueden tener que sufrir el dolor de ser malentendidos por los líderes de la iglesia, compañeros ministros, y más dolorosos aún, a veces por sus propios seres queridos (esposas que no entienden la posición de su marido).

5. Sacrificarse económicamente, especialmente en algunos casos donde los carnales e ignorantes líderes de la iglesia usarán el dinero como una amenaza para expulsar a los predicadores del púlpito.

Pero junto con estos y otros costos viene el gozo de una conciencia libre de ofensas ante Dios y el hombre. ¿Cuánto vale eso?

Fuente: Reformando una iglesia local, Ernest C. Reisinger (1919-2004)

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