No es tanto una denominación, como una insistencia y práctica en varias iglesias evangélicas. Se pone énfasis en el poder del creyente para tener todo lo que desea al confesarlo con la palabra de fe. Otras doctrinas varían según la iglesia. Tuvo un surgimiento gradual con las enseñanzas de E. W. Kenyon entre 1891 y 1948. En 1979 se formó la Convención Internacional de Iglesias de Fe y Ministros. Sus fundadores y propagadores: E. W. Kenyon, Kenneth Hagin. Kenneth Copeland. Varios líderes con ministerios por radio y televisión.
Sus fuentes de autoridad son: La Biblia, las revelaciones y la palabra de fe. En cuanto a su teología, algunas iglesias creen en la Trinidad; otras son unitarias. Algunos creen que se deifica uno al nacer de nuevo en la salvación, llegando a ser humano-divino. El punto atrayente de este tipo de movimiento son la sanidad y la promesa de poder tener ahora lo que uno quiere con sólo confesarlo por fe.
Ya hemos visto dos tendencias que han desviado a muchos del camino de la sana doctrina bíblica:
1) Dar a las revelaciones recibidas por el creyente tanta autoridad como la de la Biblia.
2) Poner un énfasis desmedido sobre ciertos textos bíblicos sin tomar en cuenta el contexto y otros pasajes bíblicos al respecto.
1. Aspectos históricos.
Essek William Kenyon (1867-1948) empezó a predicar en una iglesia Metodista en Ámsterdam, Nueva York, cuando tenía diecinueve años. Prosiguió su preparación ministerial en varias escuelas y en 1891 estudió en la Emerson School of Oratory [Escuela Emerson de Oratorial en Boston, Massachusetts. Allí se encontró con el Nuevo Pensamiento de Phineas Quimby sobre el poder mental, y las enseñanzas de la Ciencia Cristiana. El fundador y director de la institución, Charles Emerson, creía en la Ciencia Cristiana. Kenyon también asistió a los cultos de Minot J. Savage, un predicador, autor y líder destacado de la Iglesia de la Unidad.
Las creencias y el ministerio de Kenyon fueron afectados por la Ciencia Cristiana y la Unidad. Estas daban énfasis al poder de la mente para librarse de la enfermedad. La Ciencia Cristiana negaba su existencia. Kenyon dijo que "había mucho que se podría aprovechar de Mary Baker Eddy" (fundadora de la Ciencia Cristiana). La Unidad reconocía la existencia de la enfermedad pero enseñaba que se podía obtener la salud física y la prosperidad material por el poder del pensamiento positivo. Con el sincero deseo de ver el poder de Dios en las iglesias, Kenyon se lanzó en campañas evangelísticas, predicando la salvación y la sanidad divina en Cristo. Daba gran importancia a textos bíblicos sobre la salud y la prosperidad. Aplicaba el principio del poder del positivismo mental para ver el cumplimiento de las promesas bíblicas. Oraba por los enfermos basándose sobre textos bíblicos y les instruía a confesar por fe que ya estaban sanos. Muchos fueron convertidos y sanados.
Después de pastorear varias iglesias, Kenyon fundó un instituto bíblico y fue su presidente durante veinticinco años. En 1923 fundó la Iglesia Bautista Independiente Figueroa en Los Ángeles, California. Allí inició un ministerio de evangelismo por radio con un programa diario. En 1931 dio comienzo en Seattle, Washington, al programa diario llamado La Iglesia del Aire de Kenyon. Éste resultó en la fundación de la Iglesia Bautista del Nuevo Pacto.
Kenneth E. Hagin (1917) fue el pionero del Movimiento de Confesión Positiva entre los pentecostales. Estudiaba las enseñanzas de Kenyon y empezó a divulgarlas en sus propios libros, audios y seminarios. Daba mucho énfasis al verbo/fe, al confesar por fe la realización actual de ciertas promesas bíblicas respecto a la salud y a la prosperidad. En 1974 fundó el Centro Rhema de Adiestramiento Bíblico en Broken Arrow. Oklahoma. Tomó el nombre de la palabra griega rhema en el Nuevo Testamento, que se traduce como "verbo" o "palabra.".
Se formó la idea de que todo dependía de la fe de la persona que le obligaba a Dios a cumplir lo que ella reclamaba. Se aplicó este principio al reclamar la prosperidad económica. Se afirmaba el cumplimiento inmediato de ciertos textos bíblicos sin tomar en cuenta el contexto u otros pasajes sobre el tema. Ni se tomaba en cuenta la Soberanía de Dios en permitir el sufrimiento y la pobreza entre los suyos.
Mientras muchos recibían la sanidad que Dios se place en dar a sus hijos, algunos hacian la "confesión positiva" que ya estaban sanos cuando en realidad seguian enfermos. Esto dejaba a algunas personas desilusionadas con la oración, los ministros, el evangelio y la Biblia.
Las enseñanzas de Hagin influyeron a varios evangelistas a iglesias pentecostales y carismáticas. Las aceptaron muchas congragaciones del movimiento Sólo Jesús. El movimiento y sus doctrinas se conocían como Iglesias de Fe, el Pensamiento Positivo Cristiano, el Fideísmo, el Movimiento Verbo-Fe, y el Movimiento de la Confesión Positiva.
Kenneth Copeland y su esposa Gloria se destacan entre los propagadores del movimiento. Mientras se preparaban para el ministerio, asistieron a unos seminarios de Hagin y consiguieron algunos audios. En 1968 fundaron una asociación evangelística y en 1976 iniciaron un ministerio por radio, el cual se extendió por satélite a muchos. países.
Frederick C. Price también tuvo mucha influencia mediante sus programas en la televisión nacional desde 1978, sus escritos y campañas y su pastorado de Centro Cristiano Crenshaw, una congregación independiente en California que en 1988 tenía quince mil miembros.
En 1979 se estableció con sede en Tulsa, Oklahoma, la Convención Internacional de Iglesias de Fe con más de ochocientos pastores y congregaciones. Los fundadores más destacados fueron Kenneth Hagin, Kenneth Copeland, Frederick Price, Norvel Hayes, Charles Capps, Jerry Savelle y John Osteen. Se cuenta con la Casa de Publicaciones Harrison en Tulsa y dos escuelas de preparación ministerial: el Centro Rhema de Adiestramiento Bíblico y la Escuela de Ministerio de Crenshaw Centro Cristiano.
John Ankerberg y John Weldon dicen que las enseñanzas del Pensamiento Positivo Cristiano "a veces incorporan las conclusiones de la psicologia humanistica y recalcan los poderes de la mente. Comúnmente la fe se ve como una fuerza o poder que puede emplearse para cambiar el ambiente de la persona (logrando el éxito en lo económico y en otros aspectos. Muchos enseñan que el ejercicio de la creencia en tal fe puede incluso influir en las leyes divinas y obligar a Dios a obrar en favor de ellos).
2. Doctrinas de la Confesión Positiva.
2.1. Dos clases de conocimiento.
Kenyon enseñó que hay dos clases de conocimiento que a veces están en conflicto: el de los sentidos y el de la revelación. Hay que dar prioridad al conocimiento de la revelación, negando y así dejando sin efecto el conocimiento de los sentidos. "La realidad no se puede encontrar en los sentidos, sólo se encuentra por el espíritu. El conocimiento de los sentidos, se refiere al mundo, a la carne, es malo. Es la fuente del conocimiento falso.
La confesión positiva (del conocimiento de revelación) respecto a cualquier problema toma el lugar de la oración porque en la oración se repite el problema dado así energía a las fuerzas de maldad para funcionar. "El pecado y la enfermedad pertenecen al reino maligno del conocimiento de los sentidos. Todo el mundo físico tiene que ser ignorado porque sólo transmite señales falsas del dios de este mundo, Satanás.
Con negar la evidencia de los cinco sentidos y declarar el conocimiento dado por la revelación, se piensa trascender las limitaciones físicas y producir lo deseado. Es evidente que el hacer caso omiso totalmente a la realidad de los sentidos nos llevaría muy pronto a la muerte, pues ellos son los que demandan la alimentación y otras necesidades del cuerpo.
La Biblia hace bastante clara la realidad del pecado y la enfermedad. Habla de los actos del pecado y de pecados internos. El remedio no está en negar su existencia: "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzară misericordia" (Proverbios 28:13). "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan: 1:9). En cuanto al lugar importante de la oración, véanse los ejemplos y exhortaciones a orar en la refutación de las doctrinas de la Ciencia Cristiana.
2.2. Rhema, logos y el verbo-fe.
Hagin hace una diferencia de significado entre las palabras griegas rhema y logos en el Nuevo Testamento, que se traducen como palabra o verbo en el castellano. Enseña que rhema se refiere a la palabra de Dios hablada por revelación o inspiración por una persona en cualquier época, mientras que logos se refiere a la palabra escrita de Dios (la Biblia). De modo que el creyente puede repetir con fe cualquier promesa bíblica, aplicarla a su necesidad personal y reclamar el cumplimiento como ya hecho. Ese verbo-fe (la confesión positiva que uno ya tiene lo que afirma) es el rhema, la voz de Dios que habla a la situación. Tiene tanta autoridad como el logos, la palabra escrita de Dios.
El atribuir tanta validez a la palabra hablada por una persona es peligroso. Abre el camino a errores doctrinales Y al énfasis desmedido sobre ciertos pasajes bíblicos para respaldar una interpretación equivocada. Dios nos habla hoy de varias maneras: directamente al corazón, en mensajes inspirados por su Espíritu Santo, y por los dones del Espíritu citados en 1 Corintios 12 (la profecía, mensajes en un idioma desconocido para el que habla y su interpretación, la palabra de ciencia y la palabra de sabiduría). Pero la manera principal es por la Biblia. Hay la posibilidad de error en el ejercicio de los dones. Pueden entrar los pensamientos de la persona que no le son dados de Dios. A través de la historia de la iglesia cristiana han surgido sectas por una revelación que supuestamente el líder había recibido de Dios. Los mensajes deben ser juzgados a la luz de la Palabra escrita de Dios, la Biblia (1 Corintios 12:29).
La base común del Movimiento de la Confesión Positiva es "la fe en confesar" que ya se tiene lo que Dios promete en ciertos textos bíblicos. Tal confesión le puede traer la salud, la prosperidad económica y el triunfo sobre todo lo indeseable. La confesión negativa, que reconoce la presencia de condiciones indeseables en la vida de la persona, la deja a merced de ellas.
Esa enseñanza tiende a hacer poco caso de la necesidad de buscar a Dios y su Voluntad en oración. ¿Y qué de la confesión? La de Pablo respecto a la prosperidad fue que había aprendido a estar contento en cualquier situación (Fil. 4:11-13). Para obtener la sanidad divina Santiago 5:14-16 recomienda la confesión. (pero no parece tan positiva); "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por para que seáis sanados."
Dios sana en respuesta a la oración de fe y ha puesto en la iglesia para toda época dones que incluyen la fe, dones de sanidad y el hacer milagros (1 Corintios 12:4-11). Pero debemos poner nuestra fe en El, en su poder y amor, más que en nuestra propia fe y confesión.
El intentar obligar a Dios a hacer lo que decimos, es falta de su soberanía, su sabiduría superior a la nuestra y su voluntad basada en lo que es mejor para nuestro bien y el de su reino. Por ejemplo, Dios permitió que el diablo le quitara a Job la salud y las riquezas (Job 1-2) en respuesta a un desafío satánico. Parecía que Dios había abandonado a Job, pero estaba demostrando a Satanás y a la humanidad que se puede mantener una fe firme en Dios en medio de las más duras pruebas, servirlo por quien Él es y no por el provecho que nos puede dar. Job creció espiritualmente y al fin Dios lo recompensó con el doble de lo que tenía antes. Su ejemplo ha fortificado la fe de millones a través de los siglos. Y aunque no recibamos en esta vida tal recompensa material, si sufrimos con Cristo tendremos riquezas incomparables con Él en el cielo (Romanos 8:17,18).
Se enseña que la actitud positiva, la meditación en las promesas de Dios y la visualización de su cumplimiento son importantes. El enfermo debe mantener en su imaginación el cuadro de sí mismo rebosante de salud. Si desea la prosperidad, se aferra a algún texto bíblico al respecto, se contempla con los bienes que desea y los reclama como derecho de un hijo de Dios.
Reconocemos la importancia de una actitud positiva. La Biblia afirmó hace milenios lo que la ciencia médica hace poco ha "descubierto": "El corazón alegre constituye buen remedio más el espíritu triste seca los huesos" (Proverbios 17:2). El meditar en las promesas de Dios y en su bondad, sabiduría y cuidado fortalece la fe y produce una actitud positiva. Pero la fe debe dirigirse hacia Dios y no en nuestro propio pensamiento positivo.
Sin duda, han hecho mucho bien predicadores que ponen énfasis en el poder del pensamiento positivo y en el potencial divino. Presentan verdades importantes, pero no debemos pensar que así podemos manipular a Dios para conseguir la realización de todo deseo nuestro.
Dios nos enseña a orar por nuestras necesidades y Él las suplirá, pero no se obliga a proveer todo lo que deseamos. Él ha provisto para la sanidad de nuestros cuerpos y debemos orar con fe para recibirla, pero no garantiza la liberación inmediata de todo sufrimiento. Hemos visto muchos milagros en respuesta a la oración, y hemos experimentado el toque divino del Sanador. Pero también hemos visto a algunos creyentes muy consagrados y de grande fe quienes han padecido de algún mal por años.
Dios tiene prioridades al responder a nuestras oraciones. Nuestro crecimiento espiritual y la salvación de otros como resultado de nuestro testimonio bajo circunstancias adversas pueden tomar prioridad sobre nuestra comodidad. Nos conviene pues, orar con fe en Dios, sabiendo que Él desea el bienestar sus hijos. Y a la vez hagamos eco de la oración de nuestro Jesucristo: "Hágase tu voluntad" (Mateo 26:42).
2.3. La Prosperidad.
Gloria Copeland escribió: "Tienes un título de propiedad para la prosperidad, Jesús compró y pagó por tu prosperidad tal como compró y pagó por tu salvación... esta prosperidad ya te pertenece".
Algunos cristianos tienen riquezas y las emplean para Dios. Algunos son pobres en las cosas de este mundo pero ricos en lo espiritual. No es malo procurar mejorar las condiciones; la Biblia nos exhorta a trabajar para tener lo necesario y compartir con los que padecen necesidad (Efesios 4:28), pero también nos enseña a estar contentos con la provisión de lo que se necesita en vez de desear y buscar las riquezas (1 Tesalonicenses 4:9-12).
En países donde hay prosperidad, es fácil predicar que Dios quiere dar la riqueza a todos los suyos; pero ¿qué de los lugares donde imperan el hambre, la pobreza y la persecución de la iglesia? Una doctrina bíblica debe ser aplicable universalmente. Si esto no es el caso con lo que se predica, hay que ver si la aplicación de ciertos textos bíblicos va más allá de lo que estos enseñan. Además, ¿qué se dice de los héroes de la fe en Hebreos 11:36-39 que "apedreados. aserrados... pobres, angustiados, maltratados... alcanzaron buen testimonio mediante la fe"?
Mucho del problema del positivismo consiste en no fijarse en las limitaciones de la promesa indicadas en el contexto o en hacer caso omiso de otros pasajes bíblicos al respecto. El reclamar el derecho a la prosperidad económica y hasta la riqueza se basa en tales textos como el Salmo 1:3: "Y todo lo que hace prosperará." Aquí "prosperará" se refiere al éxito en lo que la persona hace, no necesariamente a la prosperidad económica. Los versículos 1 y 2 trazan el camino para el éxito.
En Mateo 6:25-34, "todas estas cosas os serán añadidas" tiene la limitación de "buscar primeramente el reino de Dios y su justicia". Y "estas cosas" se refiere a la comida y el vestido, no a la riqueza. En el mismo contexto (6:19-24) Jesús manda a no hacer tesoros en la tierra sino en el cielo, y dice que no se puede servir a Dios y las riquezas. 1 Timoteo 6:3-10 habla de personas que "toman la piedad como fuente de ganancia", dice que "raíz de todos los males es el amor al dinero" y señala que "gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento".
Se cita 3 Juan 3: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y tengas salud, así como prospera tu alma." Este saludo personal de Juan a su amigo Gayo no es una promesa de prosperidad económica para cualquiera que lo "confiese".
2.4. Nacidos de Nuevo.
Algunos enseñan que al nacer de nuevo en la salvación somos humano-divinos, una encarnación de Dios, pequeños dioses. Kenyon enseñó: "Cada persona que ha nacido de nuevo es una encarnación. El creyente es tanto una encarnación como lo fue Jesús de Nazaret." Kenneth Copeland ha dicho: "Cuando llegas a ser una nueva criatura, tu espíritu se crea completamente de nuevo... no eres un esquizofrénico espiritual mitad Dios y mitad Satanás-, sino que eres todo Dios." Hagin escribió: "Jesús primero fue divino, y luego fue humano. Por lo tanto, era en la carne un ser divino-humano. ¡Yo primero fui humano, y también tú, más nací de Dios, y así llegué a ser un ser humano-divino!".
Es cierto que Dios nos cambia cuando nos entregamos a Él. El Santo Espíritu viene para morar en nosotros, guiarnos y darnos el poder para hacer lo que Dios manda. Es tan radical el cambio que Jesús lo llama el nacer de nuevo, nacer de Dios (Juan 3:3-7). Somos hijos de Dios pero no de igual manera como lo es Jesús. No somos deidad encarnada como Él es. Varios pasajes bíblicos se refieren a la relación nuestra con Dios como la adopción. El Espíritu de adopción nos confirma en esta relación, dándonos fe en nuestro Padre celestial y ayudándonos a recibir lo que Él nos brinda (Romanos 8:11-17; Gálatas 4:4-7; Efesios 1:3-10).
El apóstol Juan se refiere a los creyentes en Cristo como hijos de Dios, pero no completamente semejantes a Jesús. Él es perfecto y no hemos alcanzado aún la perfección. "Amados ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2).
2.5. Jesús nacido de nuevo.
Algunos dicen que Jesús llegó a ser pecador cuando Dios cargó nuestro pecado en Él. Ya con naturaleza pecaminosa y satánica fue al infierno. Allí murió espiritualmente y presentó a Satanás su muerte como el precio de nuestro rescate. Nació de nuevo en el infierno y resucitó con la naturaleza humana-divina.
Jesús no llegó a ser pecaminoso de carácter al morir en nuestro lugar. Dios le imputó (cargó a su cuenta) nuestro pecado, así en sentido legal haciéndolo culpable. Pero sólo un sacrificio puro, sin pecado propio, podía ser aceptable como sustituto nuestro. Esto se ve en el simbolismo de los sacrificios a través del Antiguo Testamento, y se afirma de Jesucristo. Somos redimidos "con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación" (1 Pedro 1:19). Puesto que no llegó a ser pecador no tuvo que nacer de nuevo, y resucitó con la misma naturaleza perfecta.
La expiación por nuestro pecado fue presentada a Dios (no al diablo) para satisfacer la justicia con el castigo por el pecado. "Se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios" (Hebreos 9:14). "Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante" (Efesios 5:2). "Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos" (1 Timoteo 2:5,6). Como mediador, el rescate que Cristo pagó fue para Dios (para cumplir la sentencia justa de muerte para el pecador), y no para Satanás.
Jesús cumplió la expiación en la cruz, no en el infierno. "Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero" (1 Pedro 2:24). Venció a Satanás en la cruz por medio de Su muerte física, no en el infierno por medio de "una muerte espiritual". En la cruz (no en el infierno) triunfó sobre los poderes satánicos: "Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15). En la cruz exclamó "Consumado es" (Juan 19:30), y se entregó a Dios (no a Satanás). "Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró" (Lucas 23:46).
Debemos tener presente que la Palabra de Dios enseña grandes verdades como lo son la sanidad divina, la provisión de nuestras necesidades, la fe y la autoridad de los creyentes. La Biblia también enseña que una mente disciplinada es un factor muy importante para llevar la vida victoriosa. Pero siempre hay que considerar esas verdades en el contexto total de las Escrituras. Cuando ocurren abusos, se presenta la tentación de retirarse de estas verdades tan grandes de la Palabra de Dios.
En algunos casos la gente se aparta de Dios del todo cuando descubre que el énfasis exagerado no siempre llega al nivel de sus expectativas o no resulta en la libertad completa de sus problemas. La existencia de la diferencia de opinión es motivo para que el creyente escudriñe con diligencia las Sagradas Escrituras. Es la razón por la cual los siervos de Dios deben fielmente proclamar todo el consejo de Dios.