Basada en 1 Tesalonicenses 2:13
Cuando leemos las Escrituras, es impresionante ver cómo el apóstol Pablo se dirige a los creyentes en la iglesia de Tesalónica: los aplaude y les dice que ellos recibieron la revelación de Dios como lo que realmente es, y no como la palabra de los hombres, sino como la Palabra de Dios.
Eso hizo de esa iglesia una iglesia modelo, una iglesia de la que Pablo habló todo el tiempo, de cómo se habían constituido en ejemplo para iglesias en Acaya, en Macedonia y aún más allá.
Lamentablemente, el predicador de nuestros días trata con ligereza la Palabra, no la maneja con precisión, no la exalta, no la reverencia. De esa misma manera, aquellos que escuchan la predicación de la Palabra de Dios no necesariamente toman el peso de la Palabra para aplicarla a sus vidas y así vivir para la gloria de Su Redentor.
Por tanto, esto es un Ilamado a aquellos que predicamos y enseñamos la Palabra de Dios a recapturar lo que es verdaderamente eso que predicamos: la mente, el corazón y la voluntad de Dios; la manera como Dios piensa, la manera como Dios siente, la manera como Dios es. Por tanto, tienes que representar a tu Dios, porque Él es el autor de lo que enseñas. ¡Recuérdalo!
Extraído del libro 95 Tesis para la iglesia de hoy, Miguel Núñez.