La oración trae una fuerte convicción de que Dios responderá cada petición al instante. Y más cuando se trata de asuntos importantes. No obstante, aunque la fe mueve montañas,
En la carta a los Colosenses, el apóstol Pablo nos dice lo siguiente: "Dedíquense a la oración. Estén listos para enfrentar cualquier situación mediante la oración y el dar gracias a Dios." [cap. 4.2]. Por medio de la oración Dios bendice a su pueblo y le da la victoria en cada una de sus batallas, aún si su respuesta es negativa, el favor de Dios obra beneficiosamente en él.
Pero ¿cómo podemos aceptar los "NO" de Dios, sin resistencia u oposición? La respuesta la encontramos en Romanos 12.2, donde Pablo nos exhorta lo siguiente: "No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere y también lo que es bueno, perfecto y agradable a Él." Vemos que la clave se encuentra en dos puntos importantes: La disposición y la mente. Cuando disponemos nuestro corazón para hacer la voluntad de Dios, Él comienza a transformar nuestra manera de pensar, y nos capacita para entender y aceptar su respuesta aún si no es de acuerdo a lo que pedimos.
Es necesario presentarnos con un corazón agradecido ante Dios, aunque algunas de nuestras oraciones no sean respondidas como quisiéramos, porque todo lo que Dios hace es bueno, agradable y perfecto.