El concilio que se celebró en el año 325 d.C. para definir la naturaleza divina de Jesucristo se llama el Concilio de Nicea.
El Concilio de Nicea fue el primer concilio ecuménico de la Iglesia cristiana y se celebró en la ciudad de Nicea, en la provincia romana de Bitinia, en el año 325 d.C. El concilio fue convocado por el emperador Constantino I para resolver la controversia sobre la naturaleza divina de Jesucristo.
En el Concilio de Nicea, los obispos reunidos definieron la naturaleza divina de Jesucristo y establecieron la doctrina de la Trinidad, que afirma que Dios es uno en esencia y tres en personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El concilio también estableció el Credo de Nicea, que es una declaración de fe que resume la doctrina cristiana sobre la Trinidad y la naturaleza divina de Jesucristo.