La existencia de Satanás como un ser personal se demuestra por el hecho de que el Señor Jesucristo lo reconoce como tal. Jesús se refirió a él con frecuencia por su nombre (Lucas 10:18; Mateo 4:10) y lo calificó como "el príncipe de este mundo" (Juan 14:30; 12:31; 16:11).
El apóstol Pablo llama a Satanás el "dios de este siglo" (2 Corintios 4:4) y el "príncipe de la potestad del aire" (Efesios 2:2). El apóstol Juan dijo, "el mundo entero está bajo el maligno" (1 Juan 5:19) y que Satanás "engaña al mundo entero" (Apocalipsis 12:9). Éstas apenas podrían ser descripciones de una fuerza impersonal o una mera personificación del mal.
Las Escrituras enseñan que, antes de que el hombre y el mundo fueran creados, Dios había creado una "compañía de muchos millares de ángeles" (Hebreos 12:22), un ejército celestial de seres espirituales de gran fuerza e inteligencia. Los más altos de estos seres son los querubines, que son los encargados del trono de Dios, y el "querubín grande, protector" era originalmente Satanás mismo (Ezequiel 28:14). Él estaba lleno de sabiduría y perfecta belleza.
Sin embargo, Dios no creó a Satanás como un ser maligno. Los ángeles, tal como el hombre, fueron creados como espíritus libres, no como máquinas no pensantes. Fueron totalmente capaces de rechazar la voluntad de Dios y rebelarse contra Su autoridad si así lo deseaban.
El pecado básico, tanto en el hombre como en los ángeles, es el doble pecado de la incredulidad y el orgullo. Satanás dijo en su corazón, "Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono... y será semejante al Altísimo" (Isaías 14:13,14). Una vez más, estas apenas pueden ser las acciones o las motivaciones de una fuerza impersonal.
Jesús también nos comunicó algunas de las características de Satanás. Cristo dijo que él era un asesino desde el principio, no sujetándose a la verdad, porque no hay ninguna verdad en él, y que cuando él habla mentiras, él habla su idioma materno, porque él es un mentiroso y padre de mentiras (Juan 8:44).
Es crucial que los cristianos reconozcan la realidad de Satanás y entiendan que merodea alrededor como un león rugiente buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8). Por nosotros mismos, es imposible vencer el pecado y la tentación del diablo, pero la Escritura nos dice cómo ser fuertes. Tenemos que apropiarnos de toda la armadura de Dios y resistir la tentación (Efesios 6:13).
Tomado de www.gotquestions.org

0 Comments