En ningún lugar de la Palabra (ni siquiera en la historia de la iglesia) encontramos apoyo para una idea tan descabellada como esta. Lo cierto es que Satanás la ha usado tremendamente.
Muchas veces los hijos de Dios no se atreven ni siquiera a orar en voz alta por una enfermedad, en medio de alguna catástrofe, por una condición adversa, por el temor que ha sido infundido en ellos. Creen que cada vez que pronunciamos algo negativo con nuestros labios debemos decir: "No lo recibo", para evitar que caiga sobre nosotros. Jamás hemos escuchado algo tan antibíblico, tan fuera de la revelación de Dios, como esto. Nuestro Dios es protector. Nuestro Dios es garantía.
Cuando coartamos al cristiano de poder conversar con otros cristianos acerca de alguna situación, estamos privando al hijo de Dios de hacer uso de uno de los medios de gracia que es la comunión con otros hermanos. Y cuando ese hermano también se siente coartado en su vida de oración, porque se siente intimidado de no poder pronunciar algo que otros consideran negativo, creyendo con eso que decir tal cosa pudiera traer esa condición sobre él, eso se aproxima más a las creencias paganas de tiempos atrás que a la revelación de la Palabra de Dios.
No temas al orar a tu Dios acerca de cualquier situación, aún de forma audible, y no temas conversar con tu hermano acerca de lo mismo. Ninguna superstición tiene poder sobre el hijo de Dios.
Extraído del libro 95 Tesis para la iglesia de hoy, Miguel Núñez.
Etiqueta:
Miguel Núñez