El pecado pone al alma en búsqueda de sí misma. Un hijo de Dios consciente del pecado, toma la vela y la linterna de la Palabra, y escudriña en su corazón. Desea conocer lo peor de sí mismo; como un hombre que está enfermo del cuerpo, desea conocer lo peor de su enfermedad. Aunque nuestro gozo reside en el conocimiento de nuestras gracias, hay también algún beneficio en el conocimiento de nuestras corrupciones. Por eso Job ruega: «Hazme entender mi transgresión y mi pecado» (Job 13:23). Es bueno que conozcamos nuestros pecados, para que no nos halaguemos a nosotros mismos, ni tomemos nuestra condición como mejor de lo que realmente es. Es bueno descubrir nuestros pecados, no sea que ellos nos descubran a nosotros.
* Thomas Brooks (1608-1680): Predicador congregacional; autor de Preciosos remedios contra las artimañas de Satanás (Precious Remedies against Satan’s Devices).
0 Comentarios
Gracias por comunicarte con nosotros.