Una vez que conozcas quién eres, descubrirás que puedes ser tú mismo. Recuerda que la vida cristiana no se trata de pretender ser algo que no eres; se trata de ser quien eres en Cristo.
Es un poco ridículo intentar ser algo que no eres. Recientemente, fui con mi familia a comprar ropa, tomé un conjunto que no era de mi estilo y me lo probé. Eso les causó mucha gracia y mis hijos me gritaron: «Papá, no intentes ser cool, ¡solo sé quien eres!».
Piensa en lo siguiente. Abraham recibe las promesas de Dios y luego le miente al rey de Egipto para salir de un aprieto. «¡Abraham, ese no eres tú!». David es ungido por Dios para reinar sobre Su propio pueblo, pero después le es infiel a su esposa. «¡David, ese no eres tú!». Jonás es llamado al ministerio y luego huye de Dios. «¡Jonás, ese no eres tú!». Pedro niega a Jesús porque tiene miedo de que la gente piense mal de su fe. «iPedro, ese no eres tú!».
Si estás en Cristo, guardar amargura o resentimiento es algo ridículo, ese no eres tú. Enredarte con el pecado es una contradicción que te destrozará, ese no eres tú. Lamentarte y quejarte de las dificultades de la vida, o vivir con miedo cuando sabes que tu vida está en las manos de Dios, no tiene sentido a la luz de quien eres.
Si eres creyente, nunca serás tan tú como cuando caminas por los senderos de Dios. El egoísmo y la falta de fe niegan tu verdadera identidad, caminar en desobediencia es vivir una mentira que te arruinará.
Si estás en Cristo, da gracias a Dios por lo que Él ha hecho en tu vida. Reconoce que Él te ha hecho limpio, libre, santo y sabio en Jesús. Luego, ¡sé tú mismo! Disfruta el gozo de vivir tu nueva identidad en Cristo.
Fragmento extraído del libro "Descubre tu nueva identidad en Cristo, Colin S. Smith".
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