Una de las cosas más asombrosas de Génesis 3, donde leemos la caída de Adán y el castigo de Dios, es que Dios le había dicho a Adán que el día en que él pecara iba a morir. Pero luego de que Adán y Eva pecan, aunque experimentaron una muerte espiritual al ver rota su relación con Dios, ellos no murieron físicamente ese día, sino espiritualmente. Ellos vivieron físicamente otro día más; y otro, y otro, y otro. Dice la Biblia que Adán vivió 930 años.
¿Por qué? ¿Cómo es esto posible si Adán era un pecador? Porque Dios es un Dios de misericordia. Moisés entiende esto porque Él ha caminado de cerca con Dios y ha podido experimentar su misericordia de cerca, viendo cómo perdona a su pueblo una y otra vez, siendo paciente.
De hecho, cuando Moisés en una ocasión le pidió a Dios que le mostrara su gloria, Él mostró Su gloria diciendo quién es Él, en Éxodo 34:6: «El SEÑOR, el SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad». Si la Biblia fuese una canción, este sería el coro porque es lo que más se repite en toda la Escritura.
Moisés ha escuchado a Dios proclamar esta verdad y ha visto cómo Dios demuestra ser así. Él sabe que la humanidad está bajo la ira de Dios y por eso nuestros días son cortos, pero Él conoce a Dios y puede estar seguro de que Él es misericordioso. Él es un Dios al que podemos provocar a ira por nuestro pecado, pero no podemos provocarlo a la misericordia porque Él es por naturaleza misericordioso y lleno de amor. Él se complace más en la misericordia que en la ira.
Tomado de la predicación Salmo 90: Pecadores pasajeros en manos de un Dios eterno