Hoy, mientras leía el libro “No desperdicies tu vida”, me encontré con una frase que detuvo mi corazón: “Solo una vida, y muy rápido pasará. Solo lo que hagamos por Cristo quedará.” Esa línea me llevó a preguntarme con honestidad: ¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿Cómo la estoy viviendo? ¿Es Cristo realmente el centro de todo en mí?
Cada mañana, al despertar, lo primero que nace en mi mente es darle gracias a Dios por un día más. Ya no es solo un hábito; es como inhalar el primer aliento del día, un recordatorio silencioso de que sigo aquí por pura gracia.
Pero debo admitirlo: muchas veces no he valorado la vida como debería. Porque la vida es un regalo que viene de Dios; no nos pertenece, solo nos ha sido confiado por un tiempo, con un propósito eterno. Y ese propósito es conocer a Cristo y proclamar Su Evangelio con lo que somos y hacemos.
Hoy te hago una pregunta a ti: ¿qué estás haciendo con tu vida? ¿La vives renegando contra ella? ¿Contra Dios? ¿Contra ti mismo? Recuerda que la vida solo es una, y pasa más rápido de lo que pensamos.
Si algo he aprendido es que, aunque las cosas no resulten como deseo, cada experiencia lleva una lección que puede conducirnos de vuelta a Dios y al amor por el prójimo. No desperdicies tu vida aferrándote a los errores, a los resentimientos o a los afanes del mañana. Vive en el presente, porque la vida es hoy, y lo que haces hoy resonará en la eternidad.
Mi querido amigo: la vida es Cristo.

0 Comentarios
Gracias por comunicarte con nosotros.