La mayor parte de tus experiencias confirmará la verdad de que el espíritu del mundo es el odio, y de que el de Cristo es amor. Porque, ¿acaso no sufres calumnias y escarnio, y no dice el mundo toda clase de maldades contra ti, simplemente porque sigues a Jesucristo y porque no participas de los mismos excesos que ellos?
Mientras ellos entonan canciones de borrachos, tú cantas salmos e himnos. Mientras ellos están en el teatro, tú estás escuchando un sermón. Mientras ellos beben, se divierten y malgastan su valioso tiempo, precipitando su propia destrucción, tú estás leyendo, orando, meditando y ocupándote en tu salvación con temor y temblor.
Esto es motivo suficiente para el escarnio del mundo; no eres lo suficientemente cortés para ellos, ni sigues sus modas. Si quieres vivir de forma piadosa, habrás de sufrir persecución; no debes esperar que tu paso por este mundo no vaya a ir acompañado de persecución y desprecio.
Si fueras del mundo, el mundo te amaría, puesto que siempre ama a los suyos. Pero, si no perteneces al mundo, te aborrecerá. Así lo ha hecho en todas las épocas; jamás ha amado a nadie más que a quienes disfrutaban de sus vanidades y entretenimientos.
Muchos de los que amaban a Jesús se han enfrentado a la muerte simplemente por el hecho de que lo amaban. No te sorprendas, pues, hermano mío, si te enfrentas a feroces pruebas, puesto que todas esas cosas serán el medio para llevarte antes a tu Señor.
Tomado de «365 días con George Whitefield«, lecturas seleccionadas y editadas por Randall J. Pederson,
* George Whitefield (1714 – 1770), ministro de la Iglesia de Inglaterra, evangelista en el Gran Despertar, uno de los fundadores del metodismo, nacido en Gloucester, Inglaterra.