Me he hundido en el mar de mi propia desesperanza, y mi alma no puede respirar. Soy desterrado de mi morada, sin un lugar donde descansar.
Mi sed de Ti, Señor, es insaciable; solo Tú puedes saciarla. Reconozco Tu gloria y me acerco a Tu gracia. Haz que encuentre reposo en Ti, Señor, porque cuando todo parece perdido, Tú eres mi puerto seguro.
Renueva mi espíritu, porque me he perdido en el desierto de mi propia voluntad. Señor, permite que mi voz ascienda como las aves del cielo, para que Te alabe con todo mi ser.
Aquí me tienes, Señor, con la vida rendida a Tus pies. Como una semilla que cae en la tierra, me ofrezco a Ti, dispuesto a hacer Tu obra y glorificar Tu nombre. Te alabo, porque Tú eres mi Señor y mi Dios.
Desde mi oscuridad levanto esta oración, confiado en Tu luz.

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