Todo lo que conocemos sobre el cristianismo nos ha sido revelado
por Dios. Revelar significa "quitar el velo". Implica el retirar la
cubierta de algo que estaba oculto.
Cuando mi hijo estaba creciendo, desarrollamos una tradición
anual para festejar su cumpleaños. En lugar de seguir el procedi-
miento normal de repartir los regalos, lo hacíamos mediante una
modalidad que era nuestra versión casera del programa televisivo
de entretenimientos "Hagamos un trato". Escondía sus regalos en
lugares secretos tales como un cajón, o debajo del sillón, o detrás
de una silla. Luego le daba opciones: "Puedes tener lo que está en
el cajón del escritorio o lo que está en mi bolsillo". El juego
aicanzaoa su Clímax cuanóo llegáDamos al "gran trato óel ÓÍa".
Colocaba en fila a tres sillas que cubría con una manta. Cada
manta ocultaba un regalo. Una de las sillas tenía un pequeño
regalo, la segunda silla tenía su regalo más grande, y la tercer silla
tenía una muleta que había utilizado cuando se fracturó la pierna
a los siete años.
¡Por tres años consecutivos mi hijo eligió la silla que tenía la
muleta! (Siempre terminaba permitiéndole canjear la muleta por
el verdadero regalo.) Al cuarto año, él estaba resuelto a no elegir
la silla con la muleta debajo de la manta. Esta vez oculté su regalo
grande junto con la muleta y dejé que la punta de la muleta
asomara por debajo de la manta. Al ver la punta de la muleta, evitó
elegir esa silla. [Nuevamente lo había atrapado!
La diversión del juego consistía en adivinar dónde estaba
escondido el tesoro. Pero se trataba únicamente de adivinar, de
pura especulación. El descubrimiento del tesoro verdadero no
podía concretarse hasta tanto la manta no hubiera sido retirada y
el regalo quedara al descubierto.
Lo mismo sucede con nuestro conocimiento de Dios. La
especulación ociosa sobre Dios es tarea para un tonto. Si desea-
mos conocerle en verdad, debemos confiar en lo que Él nos dice
sobre sí mismo.
La Biblia nos indica que Dios se revela a sí mismo de diversas
maneras. Despliega su gloria en la naturaleza y por medio de la
naturaleza. En los tiempos antiguos se reveló por medio de sueños
y de visiones. La marca de su providencia está demostrada ~n las
páginas de la historia. Se revel~ a sí mismo ~~ las Escnt~ras
inspiradas. Y podemos ver el zemt de su revelacI~n en ,!esucrlsto
que se hizo hombre -lo que los teólogos denomman la Encar-
nación".
El autor de la epístola a los Hebreos escribe:
Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días
nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo,
y por quien asimismo hizo el universo (Hebreos 1:1-2).
Si bien la Biblia habla de las "muchas maneras" en que Dios
se ha revelado a sí mismo, debemos distinguir entre dos tipos
principales de revelación -la general y la especial.
La revelación general se llama "general" por dos razones: (1)
es general en cuanto a su contenido, y (2) ha sido revelada a un
público en general.
El contenido general .
La revelación general nos provee del conocimiento de que I?lOS
existe. "Los cielos declaran la gloria de Dios", nos dice el salmista.
La gloria de Dios la vemos desplegada en la obr~ de sus ~anos.
Este despliegue es tan claro y manifiesto que mnguna cnatura
puede dejar de apreciarlo. Nos revela la deidad y el poder eterno
de Dios (Romanos 1:18-23). La revelación en la naturaleza no nos
brinda una revelación completa de Dios. No nos brinda la infor-
mación sobre Dios el Redentor que encontramos en la Biblia. Pero
el Dios revelado en la naturaleza es el mismo Dios revelado en
las Escrituras.
El público en general
No todas las personas en el mundo han leído la Biblia o escuch~do
la proclamación del evangelio. Pero la luz de la n~tur~leza bnlla
sobre cada uno en cualquier lugar y en cualquier ~Iempo. La
revelación general de Dios tiene lugar todos los días. El nu~ca se
queda sin ningún testigo. El mundo visible es como un espejo que
refleja la gloria de su Hacedor., . .
El mundo es el escenario de Dios. El es el actor principal que
aparece al principio y en el centro. No puede caer ningún telón
4
La revelación divina
que oscurezca su presencia. De una simple mirada a la creación
podemos saber que la naturaleza no es su propia madre. No hay
nada de "madre" en la Madre Naturaleza. La naturaleza en sí
misma no tiene ningún poder para producir ningún tipo de vida.
En sí misma, la naturaleza es estéril. El poder para producir la vida
reside en el Autor de la naturaleza -Dios. El sustituir la natura-
leza como la fuente de vida es confundir a la criatura con el
Creador. Cualquier forma de adoración de la naturaleza es un acto
de idolatría y como talle resulta detestable a Dios.
Debido a la fuerza de la revelación general, todos los seres
humanos saben que Dios existe. El ateísmo consiste en la nega-
ción lisa y llana de algo que se sabe ser cierto. Por eso es que la
Biblia dice: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios" (Salmo
14:1). Cuando las Escrituras tratan de este modo al ateo, llamán-
dolo "necio", le están haciendo un juicio moral. Ser un necio en
términos bíblicos no es ser de pocas luces o ser poco inteligente;
es ser inmoral. Así como el temor de Dios es el principio de la
sabiduría, la negación de Dios es el colmo de la necedad.
DIOS
Revelación
Seres humanos
El agnóstico, asimismo, niega la fuerza de la revelación
general. El agnóstico es menos estridente que el ateo; no niega de
manera tajante la existencia de Dios. Sin embargo, el agnóstico
declara que no hay evidencia suficiente para decidirse por una
cosa u otra con respecto a la existencia de Dios. Prefiere dejar su
juicio en suspenso, dejar la cuestión sobre la existencia de Dios
con un signo de interrogación. Sin embargo, a la luz de la claridad
de la revelación general, la postura que asume el agnóstico no es
menos detestable para Dios que la del ateo militante.
Pero para todo aquel cuya mente y corazón estén abiertos, la
gloria de Dios es maravillosa de contemplar -desde los billones
de universos en los cielos hasta las partículas subatómicas que
componen la más pequeña de las moléculas. ¡Qué Dios increíble
es este a quien servimos!
Resumen
1, El cristianismo es una religión revelada.
2. La revelación de Dios es Dios revelándose. Dios mismo quita
el velo que nos impide conocerle.
3. No podemos llegar a conocer a Dios por medio de la especu-
lación.
4. Dios, a lo largo de la historia, se reveló a sí mismo de diversas
maneras.
5. La revelación general ha sido dada a todos los seres humanos.
6. El ateísmo y el agnosticismo se basan en la negación de lo
que las personas saben que es cierto.
7. La necedad se funda sobre la negación de Dios.
8. La sabiduría se funda en el temor de Dios.
Pasajes bíblicos para la reflexión
Salmo 19:1-14
Efesios 3:1-13
2 Timoteo 3:14-17
Hebreos 1:1-4
La revelación general:
Dios el Creador
La revelación especial:
4--/---If----- Dios el Redentor se
revela a quienes
escuchan
La revelación dada a
todos los seres humanos